La idea es simple, el coworking es una práctica que permite la cooperación entre profesionales independientes y emprendedores en un mismo espacio físico.
El término de coworking fue utilizado por primera por Bernie DeKoven en 1999, un desarrollador de juegos virtuales que planteó la idea de un espacio colaborativo en el que poder intercambiar impresiones. Pero no fue hasta seis años más tarde, en 2005, cuando se inauguró el primer espacio oficial en San Francisco de la mano de Brad Neuberg, un profesional de la industria del software.
Desde ese momento, este concepto fue expandiéndose por todo el mundo, contando en España con más de doscientos centros de coworking hasta la fecha de hoy, lo que nos sitúa como el tercer país con más espacios destinados a esta práctica. Tal es su popularidad, que el día 9 de agosto se celebra el “Día Internacional del Coworking”.
Una innovadora forma de trabajo que ha reinventado el concepto que teníamos de horarios fijos y espacios establecidos en la que varios profesionales comparten recursos y equipos, bajo unas instalaciones cuidadosamente diseñadas para el desarrollo de sus actividades.
Al compartir gastos con el resto de “coworkers”, este formato resulta bastante más asequible que un despacho tradicional, ofreciendo una gran oportunidad a pequeñas empresas para que puedan desarrollarse.
La imagen de marca se ve reforzada al tener un espacio de trabajo en el que poder recibir a clientes o posibles colaboradores. Además, el servicio de recepción, la zona de cafetería o las salas de juntas, otorgan al negocio una mayor profesionalidad.
La disposición de las herramientas necesarias, el trabajo en equipo y la continua puesta en común de experiencias y conocimientos con el resto de compañeros, supone una mejora aparente de la productividad, lo que se verá reflejado en el futuro éxito de estos pequeños negocios.